Como ya sabemos, la indomable actitud del pueblo cántabro frente a los invasores, en esta ocasión, los godos, a los que hostigaban con continuas sublevaciones y revueltas, forzó políticamente la creación del Ducado de Cantabria. Con ello el pueblo cántabro vivió en un régimen de libertad que no pudieron disfrutar el resto de los pueblos peninsulares.
Los cántabros pactaron la paz y el pago de tributos bajo la responsabilización personal de uno de los principales señores de Cantabria que más dominio y prestigio pudieran ostentar dentro de la unidad política del pueblo cántabro.
Esta independencia pactada, confirma la inexistencia en territorio cántabro de asentamientos visigodos. Los pocos hallazgos de objetos y monedas, proceden posiblemente de botines de guerra o de comercio.
La creación del Ducado de Cantabria y la designación del primer duque Favila sucedió durante el reinado de Ervigio, aproximadamente en el año 684, teniendo Favila, señor de Liébana unos treinta años, o sea nacido sobre el 654.
Favila fue destituído, desterrado y muerto entre los años 700 a 702 por el rey Egica.
En la fecha de su muerte tendría de 46 a 47 años, considerado ya de edad madura a tenor de la media de vida en aquellos tiempos.
A la muerte de Favila, su hijo Pelayo tendría 16 o 17 años. Habría nacido aproximadamente sobre el año 683.
Poco antes de la muerte del Duque de Cantabria Favila, fue designado su sucesor Pedro, señor de Campoo, Polaciones y la Liébana. Tendría aproximadamente unos 30 años.
Los interesados relatos históricos tradicionales a los que nos han acostumbrado, con el paso del tiempo y de los estudios realizados han ido descubriendo la verdadera Historia y perfilando el pasado con más claridad y rigor.
Hemos de significar en primer lugar que las tierras en las que luchó Pelayo, Covadonga y Liébana eran tierras de los cántabros, de las que Pelayo era señor natural y de las que no salió durante el tiempo que vivió su reinado.
Sabido es ya, y aceptado por los más importantes historiadores, que los territorios cantabros y astures estaban delimitados por el rio Sella.
Las invasiones y avances territoriales de los árabes se producen vertiginosamente.
El pueblo astur fué sometido y vivió regido por Munuza que dirigía la gobernación de este territorio desde Gijón.
Cantabria también fue atacada y Amaya su capital más avanzada hacia el sur, fue arrasada por dos veces, una por Tarik en 712 y otra por Munuza en 714.
Los cántabros se replegaron hacia las montañas.
El Duque Pedro, sucesor de Favila es el caudillo principal que contiene por el sur a los combates musulmanes. Sus huestes distribuídas estratégicamente por toda la cordillera cantábrica guardan los accesos naturales donde las tropas árabes sufren graves derrotas.
Junto a Pedro combate también Pelayo, señor de Liébana, presente también en la defensa de Amaya donde es hecho prisionero y llevado a Córdoba lugar del que logra escapar para volver a Cantabria y ponerse al frente de sus gentes en la parte occidental de su territorio ya que el sometimiento de los astures a los árabes suponía una amenaza para el pueblo cántabro.
El fracaso de los árabes en sus ataques a las posiciones defensivas del sur de Cantabria, les obligó a planear una estrategia de incursión hacia Cantabria, por la zona baja de la costa partiendo del territorio astur, zona cántabra, que estaba defendida por Pelayo.
Este plan de los árabes y el gran aparato de fuerzas llegadas desde diversos puntos de España al mando de Alkama, no era para castigar a un guerrillero que molestaba a sus destacamentos, sino para invadir Cantabria, haciéndolo por la parte baja de la costa, salvando la rocosa defensa de la cordillera por los valles próximos a aquélla.
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