domingo, 8 de febrero de 2009

EL PRIMER EMPERADOR DE CHINA

Ying Zheng, conocido como el Primer Emperador, fue el fundador de la dinastía Qin, el primer régimen unificado de poder centralizado de China. El Período de los Estados Combatientes, último etapa del esclavismo, se caracterizó por la existencia de numerosos reinos independientes que luchaban unos contra otros por conquistar la hegemonía. Gracias a las reformas de la agricultura y el ejército, Qin, situado en el noroeste, no tardó en imponerse a los demás. En el 247 a. de C., Ying Zheng, a la sazón un muchacho de 13 años, fue coronado rey de Qin. Pasados nueve años, destituyó al ministro de regencia Lü Buwei y emprendió su ambicioso plan de conquistar los otros seis reinos y unificar China.
Entre los años 230 y 221 a. de C., Ying Zheng subyugó uno tras otro los reinos de Han, de Zhao, de Wei, de Yan, de Chu y de Qi. Con ello logró no solo unificar el país, sino también fundar la primera dinastía unificada con poder centralizado y pasar a la historia como el primer emperador de China. De ahí que se autodenominara «Primer Emperador».
Tras abolir la enfeudación, el «Primer Emperador» estableció un sistema administrativo conforme al cual el país se dividía en 36 provincias y centenares de distritos subordinados a ellas, cuyos gobernadores y alcaldes eran nombrados por el propio emperador. Sobre la base de las leyes del reino Qin y absorbiendo algunas cláusulas de las de otros reinos, elaboró y promulgó unas leyes uniformes para todo el país.
Antes de la unificación llevada a cabo por Ying Zheng, cada reino tenía su propio sistema de escritura. A pesar de su origen común, diferían en los detalles, circunstancia que en cierta medida obstaculizaba los intercambios culturales. El gobierno Qin impuso en todo el país la utilización del estilo zhuanshu como sistema estándar de escritura, sentando así la base para la ulterior evolución de los caracteres chinos y facilitando con ello la difusión de la cultura china.
La dinastía Qin unificó también las unidades de peso y de medida, la moneda y las leyes, todo lo cual favoreció el desarrollo socioeconómico del imperio.
Tomó medidas para garantizar la propiedad privada de la tierra y ordenó varias grandes obras transportistas, como carreras y canales. Al mismo tiempo, mandó unir y reparar las murallas construidas por los reinos del norte con el fin de defenderse de las invasiones de los pueblos nómadas, naciendo así lo que con el tiempo sería conocido en todo el mundo como la Gran Muralla de China.
Reclutó a más de 700 000 obreros e invirtió cuantiosos recursos para construir su mausoleo en Lishan, donde fue enterrado junto con todo un ejército: el formado por los célebres guerreros y corceles de terracota.
Resuelto a inculcar en el pueblo sus principios ideológicos, en el 213 a. de C. el «Primer Emperador» ordenó quemar todas las obras historiográficas y filosóficas de otros reinos, así como ejecutar a todo aquel que se atreviera a preservarlas o divulgarlas. Tras ser engañado por unos alquimistas que le habían prometido elixires inmortales, Ying Zheng ordenó enterrar vivos en la capital a más 400 intelectuales involucrados en el caso.
Su esfuerzo por encontrar la inmortalidad fue demostrado fracasado: murió de enfermedad en julio del año 221 a. d. C.
La unificación llevada a cabo por Ying Zheng acabó con un largo periodo de disgregación y significó el establecimiento de un poderoso imperio plurinacional, abriéndose así un nuevo capítulo en la historia de China.

No hay comentarios: