lunes, 5 de mayo de 2008

AKENATÓN


(?-?, 1362 a.C.) Faraón de la XVIII dinastía (h. 1379-1362 a.C.). Hijo de Amenhotep III y de la reina Tity probablemente compartió el trono con su padre antes de sucederle, hacia el 1379 a.C. Poco después de su coronación intentó restablecer la plena autoridad regia frente a la tiranía ejercida por los sacerdotes de Amón.Para ello, emprendió una profunda reforma religiosa de tendencia monoteísta, centrada en la imposición del culto al dios Sol (Atón) en sustitución de Amón y de las demás divinidades egipcias. La nueva religión se basaba en la expresión de gratitud hacia la deidad solar, que con su calor daba vida a todos los hombres y animales.En 1374 a.C., el faraón decidió cambiar su nombre, Amenhotep («Amón está satisfecho»), por el de Akenatón («el servidor de Atón»), y trasladar la capital de Tebas a la nueva ciudad de Aketatón («el horizonte de Atón»), actual Tell al-Amarna. A consecuencia de estos cambios políticos y religiosos, el arte egipcio experimentó una notable renovación durante su reinado, ya que perdió su tradicional carácter hierático para adoptar otro más humano y naturalista.En política exterior, Akenatón se despreocupó de Siria y Palestina, territorios que cayeron en manos de los hititas. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por constantes intrigas palaciegas, instigadas por cortesanos desafectos, que indujeron al monarca a repudiar a su esposa Nefertiti.Tras su muerte, acaecida en 1362 a.C., Tutankamón, su joven sucesor, renegó formalmente de la religión de Tell al-Amarna, considerada a partir de aquel momento como herética, recuperó los antiguos cultos egipcios y devolvió a los sacerdotes tebanos el omnímodo poder de que antes gozaran.Akenatón no sólo rompió con la tradición imperante del culto a Amón y creó una nueva capital en el cuarto año de su reinado, sino que promovió un estilo artístico, una revolución ideológica y estética que se conocería con el nombre de revolución de Tell el-Amama. El conocido faraón "hereje" anuló las antiguas normas establecidas, y sus convencionalismos, exigiendo que el artista representase fielmente lo que veía.Al mismo tiempo, animó a sus artistas a acercarse a la realidad, llegando en ocasiones a un exagerado expresionismo. No quería embellecerse, ni tampoco glorificar su majestad, quería ser retratado tal cual era en la vida real. De esta manera, el nuevo monarca rompía claramente con las reglas impuestas por sus predecesores.Ya no sólo las esculturas, también los relieves y la pintura expresarían un gran realismo. Incluso autorizó la composición de escenas íntimas inspiradas en la vida cotidiana de la corte. Así, el faraón se representa acariciando el rostro de su esposa o jugando con sus hijas.Este período, el último tercio de la XVIII Dinastía, representa un momento de libertad y renovación inigualable en toda la historia de la cultura egipcia, consolidando a su vez un modelo estético que llegaría hasta finales del Imperio Nuevo.A pesar de que su revolución decayó a su muerte, Akenatón pasaría a la historia como un auténtico innovador del arte, que abrió la puerta al estilo naturalista y cerró la del formalismo arcaico al ordenar ser representado tal como era en realidad, sensible a lo efímero, sensible al paso del tiempo………………….

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