RODRIGO DIAZ
Había nacido este en 1040 y se había educado en la corte de Fernando I, que le armo caballero. No podía ser mas ilustre su estirpe, pues descendía, del antiguo juez de Castilla, Lainz Calvo. Fueron sus padres Diego Lainez y Teresa Rodríguez, hija de un conde y gobernador de Asturias.La declaración de guerra al emperador de Alemania, cuando las reclamaciones de este, Enrique III, para que Castilla se declarase tributaria del sacro romano imperio. Ciegamente adicto a D. sancho del fuerte, de castilla, peleo bajo sus banderas contra sancho de Navarra y como venciera en singular combate a un caballero de este reino, fue llamado el campeador, reconocido como la mejor lanza de la caballería castellana, acudo a D. sancho en la lucha con su hermano Alfonso de león, y decidió con sus proezas las victorias de volpellera o golpelleres.Lleno de caballerosidad, cuando D. sancho ataco a su hermana Dª, urraca en Zamora, excusase en cuanto pudo tomar parte en la contienda, hasta negarse a rezar a los zamoranos; pero esto no le impidió, como ya dijimos, que luego hicimos jurar a D. Alfonso VI sobre la cruz de una ballesta no haber tenido arte ni parte en la traición de Bellido D´Olfos.Don Alfonso VI concidio, desde que subió al trono de castilla, el odio mas profundo al Cid (1072).El odio que mantuvo Alfonso VI sobre el Cid fue a raíz de la jura de Santa Gadea.Sucedió por entonces que los reyes de Sevilla y Córdoba se negaban a pagar los acostumbrados tributos al de Castilla, y D. Alfonso en vio al campeador con tropas, a que le obligara. Así lo hizo, y cobro las parias. En controse nuevo con que se hacían cruda guerra el de Granada y el de Sevilla, y se le encargo los pusiera en paz. El de Granada, Abadía, se mostraba mas soberbio, tal vez por los numerosos cristianos que militaban bajo sus banderas, entre los cuales se hallaba el conde Gracia Ordóñez, que había sido portador del estandarte real en tiempos de Fernando I . Ataco el granadino al rey de Sevilla, cuyas fuerzas acaudillaba el de Vivar, y obtuvo esta señaladísima victoria; cayo prisionero Ordóñez, pero Rodrigo le soltó enseguida.Alegre el de Vivar con el feliz resultado de su expedición y cargado de oro y regalos, regreso a Burgos, sastifechisimos los soldados con los ricos despojos que traían. El entusiasmo por el valeroso castellano era inmenso, y el pueblo le dio nuevo nombre, el Cid (del árabe sidi,señor).Salio de su casa al frente de su mesnada, repelió la invasión y revolvió luego sobre las tierras del reino de Toledo.La expedición fue felicísima, pues entro en muchos pueblos y se llevo siete mil prisioneros entre hombres y mujeres (1081).
EL DESTIERRO
Los envidiosos de la fama del campeador acudieron al rey quejándose de que Rodrigo hubiese quebrantado las treguas con Al-mamun.El rey Alfonso VI vio por fin llegado el momento de castigar la insolencia de Rodrigo Díaz cuando el leones fue a tomar posesión del reino de Castilla, ya fuese por la jura en santa Gadea, o por otra humillación, si no fuera esta. Mando, pues, al Cid saliese desterrado de sus reinos en el término de nueve días.El Cid no quiso replicar; confió su mujer, Dª Jimena, y sus hijos al abad del monasterio de san Pedro de Cardeñas, y salio de Castilla al frente de lucida hueste.No podía ser más brillante la hueste que acaudillaba el campeador: iba con el Minaya, Alvar Fañez, Martín Antolinez, Munio Gustios y Félix Muñoz, sobrino del Cid.Paso por los matorrales de Espinar de Can, al sudoeste del Arlazon, san Esteban de Gormaz, Ayllón, Alcubilla del Marques; siguió por la calzada de Quinea; cruzo el Duero por un puente de madera y descanso en la Figueruela.Trescientos caballeros, con pendones en sus lanzas, le seguían, a parte de las compañías de peones. Rápidamente se apodero de Castejon de Henares, Hita, Guadalajara, Alcalá, entrando y recogiendo cuantisimo botín, cuya quinta parte envió al rey Alfonso, además de treinta caballos, llevados por treinta moros cautivos.Cruzaron luego por la Alcarria y entraron en Toranzo, Ariza, Cetina, Alhama, Calatayud, Bobierca, Ateca, Alcocer, en cuyo castillo se fortifico. Cada día aumentaba más la hueste, a la voz de las ricas presas que hacia el campeador. Doscientos caballeros castellanos y peones sin cuento se incorporaron a sus banderas, hallándose en Alcañiz.Siempre invicto, se corrió entonces hacia el Pirineo hasta Huesca y el puerto de Alucant, invadiendo las tierras puestas bajo la protección del conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, que juro había de tomar venganza. Diose la batalla en Tebar del pinar, y cayo prisionero el conde, a quien el castellano puso luego en libertad, pero no tardo en recrudecer la guerra.Así transcurrieron algunos años, en continuos triunfos; a todos imponía parias, incluso al rey de Zaragoza, Al-mustamin, y al sucesor de este, Al-mostain.
Hallabase el Cid en Calamocha, cuando se le presento una embajada del rey de Valencia para que acudiese en su socorro (1088). Reinaba allí aquel Al-cadir, a quien Alfonso VI había arrojado de Toledo.El motivo de implorar Al-cadir el auxilio del Cid era por haberle declarado la guerra al señor de Denia, que lo era también de Játiva y de Tortosa, teniéndole cercado en Valencia con auxilio de los francos, ósea el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II.Una conjura, dirigida por Ahmed-ben-gehaf, para asesinarle no se hallaba a la sazón el Cid en Valencia y aprovechándose en tal ocasión los descontentos invadieron el palacio y mataron a AL-cadir, construyéndose luego la ciudad en republica, bajo la presidencia del citado Ahmed-ben-gehaf (1092).El Cid, como no es menester decir, no pudo entrar de nuevo en Valencia, reforzada ya por los almorávides, pero no se alejo de allí, resuelto esta vez a conquistarla para el rey Alfonso.El sitio fue largo, hasta que reducidos los sitiados a extrema necesidad por falta de vituallas tuvieron que entregarse en (1092).El Cid, dueño ya absoluto de Valencia, dice Druy, no pensó mas que en castigar cruelmente a quien le había disputado tan largo tiempo la posesión de la ciudad y , con efecto, resolvió quemándole vivo mandando abrir una fosa, a cuyo alrededor hizo amontonar muchos troncos de leña. Ahmed-ben-gehaf fue arrojado a esta fosa.El Cid quiso quemar a la mujer, hijos, parientes y esclavos.
EL DESTIERRO
Los envidiosos de la fama del campeador acudieron al rey quejándose de que Rodrigo hubiese quebrantado las treguas con Al-mamun.El rey Alfonso VI vio por fin llegado el momento de castigar la insolencia de Rodrigo Díaz cuando el leones fue a tomar posesión del reino de Castilla, ya fuese por la jura en santa Gadea, o por otra humillación, si no fuera esta. Mando, pues, al Cid saliese desterrado de sus reinos en el término de nueve días.El Cid no quiso replicar; confió su mujer, Dª Jimena, y sus hijos al abad del monasterio de san Pedro de Cardeñas, y salio de Castilla al frente de lucida hueste.No podía ser más brillante la hueste que acaudillaba el campeador: iba con el Minaya, Alvar Fañez, Martín Antolinez, Munio Gustios y Félix Muñoz, sobrino del Cid.Paso por los matorrales de Espinar de Can, al sudoeste del Arlazon, san Esteban de Gormaz, Ayllón, Alcubilla del Marques; siguió por la calzada de Quinea; cruzo el Duero por un puente de madera y descanso en la Figueruela.Trescientos caballeros, con pendones en sus lanzas, le seguían, a parte de las compañías de peones. Rápidamente se apodero de Castejon de Henares, Hita, Guadalajara, Alcalá, entrando y recogiendo cuantisimo botín, cuya quinta parte envió al rey Alfonso, además de treinta caballos, llevados por treinta moros cautivos.Cruzaron luego por la Alcarria y entraron en Toranzo, Ariza, Cetina, Alhama, Calatayud, Bobierca, Ateca, Alcocer, en cuyo castillo se fortifico. Cada día aumentaba más la hueste, a la voz de las ricas presas que hacia el campeador. Doscientos caballeros castellanos y peones sin cuento se incorporaron a sus banderas, hallándose en Alcañiz.Siempre invicto, se corrió entonces hacia el Pirineo hasta Huesca y el puerto de Alucant, invadiendo las tierras puestas bajo la protección del conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, que juro había de tomar venganza. Diose la batalla en Tebar del pinar, y cayo prisionero el conde, a quien el castellano puso luego en libertad, pero no tardo en recrudecer la guerra.Así transcurrieron algunos años, en continuos triunfos; a todos imponía parias, incluso al rey de Zaragoza, Al-mustamin, y al sucesor de este, Al-mostain.
Hallabase el Cid en Calamocha, cuando se le presento una embajada del rey de Valencia para que acudiese en su socorro (1088). Reinaba allí aquel Al-cadir, a quien Alfonso VI había arrojado de Toledo.El motivo de implorar Al-cadir el auxilio del Cid era por haberle declarado la guerra al señor de Denia, que lo era también de Játiva y de Tortosa, teniéndole cercado en Valencia con auxilio de los francos, ósea el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II.Una conjura, dirigida por Ahmed-ben-gehaf, para asesinarle no se hallaba a la sazón el Cid en Valencia y aprovechándose en tal ocasión los descontentos invadieron el palacio y mataron a AL-cadir, construyéndose luego la ciudad en republica, bajo la presidencia del citado Ahmed-ben-gehaf (1092).El Cid, como no es menester decir, no pudo entrar de nuevo en Valencia, reforzada ya por los almorávides, pero no se alejo de allí, resuelto esta vez a conquistarla para el rey Alfonso.El sitio fue largo, hasta que reducidos los sitiados a extrema necesidad por falta de vituallas tuvieron que entregarse en (1092).El Cid, dueño ya absoluto de Valencia, dice Druy, no pensó mas que en castigar cruelmente a quien le había disputado tan largo tiempo la posesión de la ciudad y , con efecto, resolvió quemándole vivo mandando abrir una fosa, a cuyo alrededor hizo amontonar muchos troncos de leña. Ahmed-ben-gehaf fue arrojado a esta fosa.El Cid quiso quemar a la mujer, hijos, parientes y esclavos.
3 comentarios:
Me resulta extraño que el Cid deseara quemar vivo a Ahmed-ben-gehaf de Valencia, No sé en que fuente se habrá documentado.
La fuente es una enciclopedia de historia, llamada historia de españa y de las repúblicas latino americanas, la editorial "GALLACH"
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