viernes, 12 de junio de 2009

CONFUCIO

CONFUCIO
(h.551-h.479 a.C.)

Confucio es el nombre que aparece en primer lugar en la literatura, en la filosofía y en la historia del pensamiento de la China, donde este gran pensador vivió hace 2500 años. Fue, además, el primer reformador político. Los primeros datos biográficos que se conocen de él son del siglo II a. C.
Había nacido en 55 a. C en Tsou, pequeño estado feudal de Lu, en el sudeste de la actual provincia de Shantung (en el nordeste chino). Se afirma que descendía de la familia real de Shang, que constituyó la segunda dinastía china. Su padre había sido gobernador de Tsou a la edad de setenta años y se había distinguido en empresas militares.
Los primeros misioneros jesuitas derivaron la forma latinizante Confutius y Confucius hasta llegar al “Confucio” de hoy. El nombre proviene de Kun-FuTzu o Maestro Kung.
El sistema político de la época se basaba en el feudalismo sorprendentemente similar al de occidente medieval. Los señores feudales se negaban a obedecer al poder central que se volvió cada vez más débil. En estas circunstancias, aparece la figura de Confucio.
Desde los treinta hasta los cincuenta años, se dedicó al estudio y a la enseñanza. Filósofo político y social, sentía la necesidad de llevar a la práctica sus teorías.
A los cincuenta años fue magistrado y, luego, encargado de obras publicas. Más tarde fue designado secretario mayor de justicia y, finalmente, en el 496 a.C., primer ministro del monarca. En esa situación, demostró ser un hábil administrador y restableció algo del orden político y la igualdad social. Confucio opinaba que la armonía política debía basarse en la armonía moral. Es decir que el concepto ético estaba, para este pensador, indisolublemente unido a la práctica política.
Su pensamiento se orientó en general hacía una filosofía del orden social. Para ello se basó en un período histórico ideal, los primeros tiempos do la dinastía Chu, durante los cuales tanto el emperador como los príncipes y el pueblo profesaban un gran respeto por el orden.
Para Confucio el gobierno significaba sobre todo, “cada cosa en su justo lugar” y en particular, en el ámbito de la sociedad, por la cual se interesó más que por el individuo. Y habló muy claro con respecto a qué necesitaba la China, para superar los males sociales: “Para gobernar bien bastará que el príncipe sea príncipe; el ministro, ministro; el padre, padre, y el hijo, hijo’
Debido a su gran fama de sabio, se lo consultaba ante cualquier descubrimiento de restos arqueológicos; respondía siempre con prontitud y dominio de la materia.
Tal fue el prestigio de la sabiduría de Confucio, que se afirma que tuvo setenta y dos discípulos y tres mil seguidores, por lo cual se lo describe como un brillante maestro. Él mismo se consideraba un tzu, es decir, un maestro, no un filósofo. «No enseñaré a quien no sienta ganas de aprender —proclamaba Confucio— y no explicaré nada a quien no se esfuerce en aclarar las cosas por su cuenta. Y si explico un cuarto de la verdad, y el alumno, pensando y reflexionando él solo, no deduce los otros tres cuartos, no pienso seguir instruyéndolo.”
Luego de abandonar su tierra y el poder por catorce años, volvió a la patria. Así, a los sesenta y siete años (en el 484), comenzó su período más fecundo como compilador de textos y como filólogo. Según sus propias palabras, trataba de recorrer la tradición, más que de renovarla. Ya en su vejez, publicó antiguas canciones y dejó una compilación de documentos históricos denominada Shu Ching.
El único libro que escribió fue el Ch’un Ch’iu, en el que se ocupa, fundamentalmente, de restablecer el respeto por las jerarquías.
La obra más importante de la enseñanza confuciana no fue escrita por el propio Confucio, sino por sus discípulos y se halla reunida en Los cuatro libros clásicos o Shú. Se trata de la colección de diálogos, frases y sentencias pronunciadas a lo largo de su vida.
Según la tradición, Confucio habría agregado algunas secciones a obras, como el I Ching, el clásico Libro de las mutaciones, libro oracular y sapiencial. Probablemente fueron suyas las directivas para la elección de los textos y para su interpretación ética, si bien Confucio no vaciló en criticar los abusos de la adivinación.
Según palabras de Liv Yutang, escritor y filólogo chino contemporáneo, “Confucio fue maestro de la piedad filial y conservó intacta en su memoria una imagen idealizada del padre. Al principio, el muchacho cuidaba rebaños, pero luego iniciaría sus estudios por cuenta propia. Poseedor
de una fértil imaginación histórica y aun cuando más tarde se mostró como el mayor de los moralistas chinos, alentó siempre una gran pasión hacia la historia antigua, sobre todo, la de un milenio antes de su época y también afirma Liv Yutang: “El sabio murió a los setenta y dos años, gozando fama de gran maestro, pero desconocedor de la influencia que ejercía sobre el pueblo chino.
El propio Confucio sintetizaba su vida con estas palabras: 14 los quince años, mi espíritu se hallaba ocupado en la búsqueda de la verdad mediante el estudio; a los treinta, ya había encontrado principios sólidos e inmutables; a los cuarenta, ya había superado todas las dudas y vacilaciones; a los cincuenta años, conocía la ley que el Cielo ha impreso en todos los seres para que se dirijan a su propio fin, a los sesenta, conocí con facilidad las causas de todas las acciones; a los setenta, satisfice los deseos de mi corazón en su justa medidas.

martes, 12 de mayo de 2009

REINA CLEOPATRA




CLEOPATRA
(69_30 a.C.)






(VII) Última reina de Egipto, perteneciente a la dinastía de los Lágidas o Ptolomeos (Alejandría, 69 - 30 a. C.). Hija de Ptolomeo XII, fue casada con su propio hermano Ptolomeo XIII, con quien heredó el Trono en el año 51 a. C. Pronto estallaron los conflictos entre los dos hermanos y esposos, que llevaron al destronamiento de Cleopatra.
Sin embargo, su suerte cambió al llegar hasta Egipto las luchas civiles de Roma: persiguiendo a su enemigo Pompeyo, Julio César fue a Egipto y tomó partido por Cleopatra en el conflicto con su hermano. Durante la llamada «Guerra Alejandrina» (48-47 a. C.) murieron tanto Pompeyo como Ptolomeo XIII y tuvo lugar el incendio de la legendaria Biblioteca de Alejandría, que se perdió para siempre.
Cleopatra y César (Jean-Léon Gérôme, 1866)
Cleopatra fue repuesta en el Trono por César, que se había convertido en su amante (46 a. C.); y contrajo matrimonio de nuevo con su otro hermano, Ptolomeo XIV, a quien manejó a su antojo. Cleopatra trató de utilizar su influencia sobre César para restablecer la hegemonía de Egipto en el Mediterráneo oriental como aliada de Roma; y el nacimiento de un hijo de ambos -Ptolomeo XV o Cesarión- parecía reforzar esa posibilidad.
Tras el asesinato de César en el 44 a. C., Cleopatra intentó repetir la maniobra seduciendo a su inmediato sucesor, el cónsul Marco Antonio, que por aquel entonces luchaba con Augusto por el poder (36 a. C.). Cleopatra y Antonio impusieron su fuerza en Oriente creando un nuevo reino helenístico capaz de conquistar Armenia en el 34.

viernes, 24 de abril de 2009

CRISTÓBAL COLÓN II PARTE



Colón se trasladó a España y en 1485 se presentó en el convento franciscano de La Rábida sin una moneda en el bolsillo ni un pedazo e pan que llevarse a la boca. Aquellos monjes que habían tenido la nunciatura de Guinea con Jurisdicción sobre todos los archipiélagos atlánticos, estaban muy vinculados a las islas Canarias y al mundo marinero, de modo que no les fue difícil poner al genovés en contacto con Alonso Pinzón, armador local persona muy estima a en el puerto de Palos y verdadero apasionado por los descubrimientos de tierras nuevas. Pinzón se entusiasmó inmediatamente con el proyecto de Colón y le llevó ante el duque de Medinaceli, quien le dio dinero y una elogiosa carta de presentación para los Reyes Católicos.
Reconfortado por la generosidad del duque y por la bondad y comprensión de los fran-ciscanos y el armador, el genovés se dirigió a la corte, instalada en Córdoba, provisto de la valiosa recomendación ducal.
El 20 de enero de 1486 consiguió ser recibido por los monarcas. Durante la audiencia, Fernando se mostró frío y evasivo, pero no así Isabel, quien juzgó conveniente someter los planes de Colón a una comisión de peritos, tal como había sucedido en Portugal. Además, le fue concedida una pequeña pensión en tanto los expertos deliberasen y se le procuró alojamiento en Salamanca, ciudad donde se instaló Colón con su hijo Diego, a quien hizo venir de Portugal después de que su esposa falleciese.
En principio, la junta de técnicos fue contraria a los planes colombinos, por considerarlos erróneos; en efecto, los cálculos de Colón situaban las costas o archipiélagos asiáticos a 750 leguas al oeste de las islas Canarias, lo que realmente era inexacto. Los reyes dieron a conocer esta resolución al interesado en Málaga, aunque le prometieron volver a tratar el asunto cuando finalizase la guerra de Granada contra los musulmanes. Durante la espera, el descubrimiento del cabo de Buena Esperanza por parte portuguesa, que suponía la apertura de una ruta hacia la India circunnavegando el continente africano, restó interés al proyecto colombino de llegar a las mismas tierras por occidente.
Ante la lentitud de la monarquía española en tomar una decisión, el genovés decidió buscar fortuna en Francia. Se puso en camino y pasó de nuevo por La Rábida, donde su viejo amigo el prior le propuso demorar la partida y apremiar a los reyes. El Reino de Granada acababa de caer y la situación parecía volverse en su favor.
Durante una nueva audiencia con los soberanos, Colón exigió ser nombrado Gran Al-mirante de la Mar Océana y virrey de todas las tierras que descubriese, además de pedir un 10 por 100 de los beneficios generados por la expedición. Fernando se enfadó y puso fin a la entrevista; Colón, resignado a continuar su peregrinación, emprendió de nuevo viaje hacia Francia. Llevaba dos horas de camino cuando fue alcanzado por un emisario: un judío converso, el tesorero del reino Luis Santángel, había hecho triunfar su causa y convencido a la reina Isabel, ofreciéndose a adelantar el dinero necesario para la expedición. Por fin, el sueño de Colón iba a hacerse realidad.

sábado, 18 de abril de 2009

CRITÓBAL COLÓN ( I PARTE)



CRISTÓBAL COLÓN
(1451-1506)

Convencido de la redondez de la Tierra e influido por la lectura de los relatos de Marco Polo,Cristóbal Colón soñó con llegar al Catay viajando hacia el Oeste.El empeño fructificó en la más grande hazaña individual de todos los tiempos.
Durante muchos siglos,filósofos, teólogos y hombres de ciencia habían asegurado que la Tierra era plana como un disco y estaba limitada por un mar infernal que se extendía, al oeste,más allá del cabo Finisterre y del estrecho de Gibraltar,situados en los extremos occidentales del mundo conocido.Ese océano, no era navegable, y todo aquel que se aventuraba por sus aguas no regresaba nunca,engullido por sus terribles abismos o devorado por los numerosos monstruos que lo poblaban.
Colón no fue el primero en creer que la Tierra era redonda,pues en su tiempo eran ya muchos quienes sostenían esta tesis.En todos los puertos europeos se contaban historias semilengendarias de hombres que habían atravezado aquel enorme mar y encontrado tierra al otro lado,por lo que no debía de ser imposible seguir su ejemplo y alcanzar por vía marítima el extremo oreintal de Asia,tal como Marco Polo había echo por tierra.Ese fue el propósito de Colón, quien no podía sospechar que entre Europa y las míticas Catay y Cipango (nombre que sus contemporáneos daban a China y Japón) había nada menos que un continente ignorado por todos.Este desconocimiento hizo que protagonizase la hazaña individual más importante de la historia de la humanidad, el descubrimiento de América, aunque muriera sin tener conciencia de ello.
NAUFRAGIO EN PORTUGAL
Giovanni Colombo y Susana Fontanarossa fueron los padres de cristóbal, nacido en Génova en 1451. Las noticias sobre su juventud son escasas y de dudoso crédito, pues proceden en su mayoría de la Historia del Admirante, escrita por su hijo Hernando mezclando echos verídicos con episodios fantásticos.Parece cierto que trabajó en el taller de su padre, tejedor de oficio,hasta que se hizo a la mar cuando aún no había cumplido los dieciocho años.

INTERÉS DE CRISTÓBAL COLÓN


Se centra básicamente en dos problemas, la naturaleza de los conocimientos geográficos que le llevaron a concluir que era posible un camino occidental hacia las Indias, y sus contribuciones a la navegación.


La decisión de Colón de buscar dicho camino se basaba en una estimación realmente infravalorada de la distancia de océano que se debía atravesar. La principal fuente de información acerca de la pequeñez del mar fue la Imago Mundi, de Pierre d'Ailly, quien afirmó repetidamente que España estaba próxima a la India, separada solamente por un estrecho mar. D'Ailly hizo notar que un pasaje del Libro de Esdras afirmaba que seis partes del globo eran habitables y sólo la séptima estaba cubierta con agua, testimonio que Colón consideró obviamente como significativo. Colón estuvo también influido por el florentino Paolo Toscanelli quien, en una famosa carta a un corresponsal portugués, afirmaba que la provincia de Mangi estaba a unas 5.000 millas náuticas al oeste de Lisboa y que Cipango estaba incluso más próximo. Colón había visto una copia de esta carta no mucho después de 1481, cuando residía en Portugal. Una esfera terrestre construida en 1492 por el cartógrafo alemán Martín Behaim siguió con exactitud la estimación de Toscanelli, pero Colón redujo todavía más aquellas cifras al disminuir en una cuarta parte la magnitud aceptada para un grado de longitud.


Colón creyó haber confirmado algunos cálculos medievales del diámetro de la Tierra con sus observaciones. En una nota marginal (núm. 490) a su copia del Imago Mundi, escribió lo siguiente: "Nota que a menudo navegando de Lisboa hacia el sur de Guinea yo he observado con cuidado el trayecto que hacen los capitanes y los marinos; y en seguida he tomado la altura del Sol con el cuadrante y otros instrumentos en varios sentidos, y he encontrado que ella concordaba con los datos de Alfragán, a saber, que a cada grado corresponden 56 2/3 millas; por ello hay que prestar fe a esos cálculos; se puede, pues, decir que el circuito de la Tierra bajo el círculo equinoccial es de 20.400 millas. ES tal como lo habían establecido el maestro, médico y astrólogo José Vicinho y varios otros que fueron enviados expresamente para esto por el Serenísimo Rey de Portugal". Otras notas al margen repiten la cifra de 56,66 millas para el grado.


Colón fue conocido por sus contemporáneos como un gran navegante. No determinaba las latitudes en alta mar, sino que navegaba por estima, esto es, apreciando según su parecer la distancia recorrida en veinticuatro horas y registrando el rumbo según el compás náutico. Utilizó el cuadrante marino y la plomada para observar la altura de la estrella polar, pero tan sólo como una comprobación de la estima. Para registrar la latitud, no hizo uso de fórmulas, sino de una tabla de latitudes correspondientes a los días de solsticio. Se hallaban las horas que duraba el día, tal como se determinaban por la ampolleta y luego se leía la latitud. Colón fue el primero en consignar por escrito la variación de la aguja magnética, aunque los modernos especialistas tienden a concluir que los pilotos portugueses debieron conocer este fenómeno con anterioridad. Por otra parte, logró determinar la longitud mediante la observación de un eclipse de Luna. Sus numerosas observaciones astronómicas le llevaron a la extraña conclusión de que la Tierra no era redonda, sino de forma de pera, con una protuberancia del tipo de un pezón.


Colón fue un agudo observador de las corrientes y vientos oceánicos y, como consecuencia de ello, inauguró las grandes rutas de navegación del Atlántico norte. En su viaje de vuelta, basándose en observaciones previas de marinos portugueses y en las suyas propias extraídas de un viaje a Islandia, navegó con rumbo noreste hasta la latitud de las Azores, antes de encaminarse al Este, porque sabía que allí prevalecían los vientos del Oeste.


Colón tenía un conocimiento de primera mano de la cartografía, el comercio practicado por su hermano Bartolomé en Lisboa; en el diario de su primer viaje afirmaba: "tengo propósito de hazer carta nueva de navegar, en la qual situaré toda la mar y tierras del mar Océano en sus proprios lugares, debaxo su viento". De hecho, en los Pleitos de 1514, un testigo daba cuenta de que todos los exploradores de Tierra Firme después de Colón "yvan por las cartas quel dicho Almirante de aquella navegación avia hecho e hizo, porque de todo lo que descubría solía hazer cartas". Debe observarse que, mientras que las cartas de Colón tenían siempre escalas de distancias, carecían de cuadrículas de latitud y longitud, porque continuaba pensando en términos de "climas" ptolemaicos. Colón, como muchos otros autores de la época de los descubrimientos, hizo frecuentes referencias a Ptolomeo y persistió en el intento de hacer nuevos descubrimientos acordes con el sistema ptolemaico.

miércoles, 11 de marzo de 2009

GERONIMO

(Go-Hhla-Ye; Arizona, 1829 - Oklahoma, 1909) Jefe de los apaches. Cuando en 1609 unos pocos inmigrantes ingleses fundaron la ciudad de Jamestown, en Virginia, entre ellos y el remoto Pacífico se extendía un vasto territorio ocupado por aproximadamente medio millón de indios de distintas tribus.

Gerónimo
Justo trescientos años después, cuando en 1909 falleció el último gran jefe apache, Gerónimo, el genocidio prácticamente se había consumado y apenas quedaban, reducidos a condiciones de degradación y miseria próximas a la esclavitud, doscientos mil indios confinados en inhóspitas reservas. Habían sido vencidos por millones de inmigrantes, rudos colonos procedentes de todo el mundo que, protegidos por el ejército de las casacas azules, ocuparon sus tierras.
Gerónimo había nacido en el territorio de Arizona, junto a la frontera de México, la inmemorial tierra de los apaches, por la que hacia 1846 pasaron los soldados de Washington en dirección al sur. Con ocasión de ello, un indio pacífico, un jefe de los apaches mimbreños llamado Dasodahae, criado junto al río Mimbres en las proximidades de una misión hispanomexicana, tomó contacto, sin la más mínima aversión, con un pueblo al que no conocía.
Más tarde llegarían a aquellos parajes los mineros atraídos por el oro de Palo Alto, y Dasodahae, a quien un fraile había puesto como sobrenombre Mangas Rojas y que sería conocido por los nortemericanos como Mangus Colorado, fue a visitarles amistosamente. Los mineros lo insultaron y lo amenazaron con sus prepotentes revólveres y fusiles y, en el curso de una segunda visita, lo azotaron cruelmente y lo abandonaron medio muerto.
La venganza de Mangus Colorado no se hizo esperar; en una emboscada segó la vida de diez de los mineros, desatando con ello una guerra abierta que había de concluir con una irreversible y definitiva derrota de su pueblo unos cuarenta años después. Las diversas tribus apaches extendidas por la región (chiricauas, mescaleros, coyoteros, pinals) comprendieron que su territorio iba a ser progresivamente invadido por comerciantes, granjeros y soldados que abusaban de la superioridad de sus armas; entonces, dos grandes jefes de la misma nación se unieron al desafío de Mangus Colorado: Shi-Ka-She, conocido como Cochise, y Go-Hhla-Ye, Gerónimo.
Juntos combatieron contra el coronel James Carleton y sus voluntarios californianos en 1863. Después de una primera victoria apache, Mangus Colorado se entrevistó con el enemigo, sin tener en cuenta los consejos de sus aliados. Violando la bandera blanca de la paz, los oficiales lo hicieron detener y lo entregaron a la tropa. Durante la noche, uno de los soldados que lo custodiaban calentó al fuego su machete y pinchó al prisionero medio dormido, que contuvo su dolor comprendiendo el juego de sus agresores.
No obstante, otro centinela le lanzó a las rodillas un leño encendido, Mangus se levantó mecánicamente y una ráfaga de balas, legitimadas por el pretexto de una tentativa de evasión, acribilló su cuerpo indefenso.
Durante los diez años siguientes, hasta 1873, fue Cochise quien encabezó la lucha, pero los saqueos y los incendios tendentes a reducir la soberbia del invasor resultaron infructuosos. Obtuvo algunas significativas victorias, pero su pueblo también sufrió cruentas represalias. Por ejemplo, el 30 de abril de 1871, ciento ocho ancianos, mujeres y niños apaches fueron exterminados en Camp Grant, aprovechando un día en que ningún hombre útil para la guerra quedaba en el campamento por haber salido todos a cazar a las montañas.
En 1873, el general Cook consiguió firmar un tratado con los apaches para que cesaran las hostilidades, al que se sometió Cochise y por el cual algunas tribus hallaron asilo en la reserva de San Carlos, en las tierras que se extienden a lo largo del río White, pero otras, como los chiricahuas, huyeron a México. Estos últimos, entre cuyos jefes destacaba el vigoroso Gerónimo, ocuparon posiciones inexpugnables en el macizo montañoso de Candelaria y durante un tiempo tuvieron por aliados a los mescaleros, dirigidos por Vittorio, que moriría en combate en 1880, momento en el que Gerónimo asumió también la jefatura del pueblo hermano.

Gerónimo (derecha) con otros guerreros apaches
Sus bandas acrecentaron la violencia por el territorio de Sonora en marzo de 1883, mientras otro jefe indio, Chato, imponía el terror a los blancos en Arizona. De ese modo, la frontera de Río Grande se convirtió en un verdadero infierno y el general George Cook se decidió a intervenir de nuevo, esta vez ayudado por un desertor chiricahua, Panayotishn, el cual se ofreció a servir de guía hasta el refugio secreto de los apaches. El 8 de mayo de 1883, la compañía del 6º de caballería, reforzada por doscientos guías indios, penetró en Sierra Madre. Un mes más tarde Gerónimo y Chato fueron conminados a rendirse. En julio pasaron a la reserva de San Carlos donde permanecerían durante dos pacíficos años.
Agotados por una guerra sin esperanza, los apaches parecían resignados a la forma de vida onerosa y precaria impuesta por los vencedores, quienes al principio pagaban a un precio razonable los forrajes y la leña que los indios talaban en los bosques. No obstante, en mayo de 1885, un centenar de disidentes aglutinados alrededor del valeroso Gerónimo, de Nachez, segundo hijo de Cochise, y de Chihuahua Mangas, huyeron de la reserva y se refugiaron en las montañas próximas de Nuevo México

domingo, 15 de febrero de 2009

AL CAPONE

Se llamaba Alfonso Capone, pero se lo conoció como Al Capone. Fue un muy conocido mafioso de Estados Unidos de los años 20 y 30. Con negocios sucios consiguió una fortuna importante. El FBI trabajó durante años para poder encarcelarlo, pero no se pudo demostrar su participación en ningún hecho delictivo. Recién en 1931 fue detenido bajo la acusación de evadir impuestos. Estuvo en la cárcel durante ocho años, y desde allí continuó dirigiendo a su banda.

Alfonso Capone, más conocido como Al Capone, fue un famoso gángster estadounidense de los años 20 y 30. Nació en Nápoles en 1899, siendo hijo de emigrantes italianos. Su vida criminal comenzó cuando era un adolescente, perteneciendo a dos bandas con las cuales se inició en delitos menores.

Ya en Nueva York, precisamente en Brooklyn, se unió a la banda “Five Points”, encabezada por Frankie Yale. Empezó a trabajar como camarero y guardaespaldas en el establecimiento de éste, el Harvard Inn. Y fue allí donde Capone, en una pelea de cuchillos con Frak Gallucio a causa de su hermana, sufrió una cortadura en la cara, por lo que de ahí en más se lo llamó cara cortada (scarface).

En 1918, Capone se casó con Mae Coughlin -una chica irlandesa-, con quien tuvo ese mismo año un hijo, Albert “Sonny” Francis Capone. La pareja vivió en Brooklyn durante un año. Capone aún formaba parte de la banda comandada por Frankie Yale y se dice que cometió al menos dos asesinatos cuando fue enviado a Chicago en 1919.

En un inicio, comenzó a trabajar con el equipo de Johnny Torrio. Éste hacia 1922 lo puso como su mano derecha, convirtiéndolo en el responsable de los negocios ilegales de juego, alcohol y prostitución de la ciudad de Chicago. Unos pocos años después, Torrio fue herido por parte de sus rivales, y al estar grave volvió a Italia y dejó al mando de su negocio a Capone. De esta manera Al Capone logró tener una fortuna importante.

Por ir adquiriendo cada vez más poder, se tuvo que enfrentar con otras bandas que se dedicaban al mismo negocio, lo cual terminó en una guerra entre las mismas, ocasionando la muerte de 135 personas. En 1926 Al Capone, mantuvo una reunión con el resto de los grupos mafiosos para poder conseguir un acuerdo de cooperación. Sin embargo, dos de ellas se negaron a formar parte. Sufrió atentados por parte de los miembros de la banda de Aiello y de Moran, pero ninguno pudo terminar con su vida. Los primeros fueron asesinados; y los segundos cayeron en la famosa matanza del día de San Valentín en su garaje, en manos de los partidarios de Al Capone disfrazados de policías.

El FBI trabajó durante años para poder encarcelarlo, pero no se pudo demostrar su participación en ningún hecho delictivo. Recién en 1931 se lo detuvo bajo la acusación de evadir impuestos. Estuvo en la cárcel durante ocho años, y desde allí continuó dirigiendo a su banda.

El 21 de enero de 1947, Capone sufrió un derrame cerebral. Murió tres días después de neumonía. Fue enterrado en el Cementerio Mount Olivet, y trasladado al Cementerio Mount Carmel al Oeste de Chicago, junto a los restos de su padre y hermano.

lunes, 9 de febrero de 2009

TIBERIO

Tiberio Claudio Nerón nació en Roma el 16 de noviembre del año 42 a.C. y gobernó del 14 al 37 d.C. instituyendo de forma permanente la magistratura que había ejercido su antecesor. Fue el segundo emperador romano reinando con el nombre que tomó tras su adopción, Tiberio Julio César Augusto. Era el hijo mayor de Livia Drusilla y del pontífice Tiberio Claudio Nerón.

Cuatro años después de su nacimiento, su madre se divorció y se casó con el triunviro Octavio, más tarde el emperador Augusto, quien supervisó la educación de Tiberio.

Mandó una expedición a Armenia en el 20 a.C., y luchó contra los retios y los panonios (12-9 a.C.). En el 11 a.C., siguiendo órdenes de su padrastro, disolvió su feliz matrimonio con Vipsania Agripina, hija del general romano Marco Vipsanio Agripa, y se casó con la hija de Augusto, Julia, que había quedado viuda de Agripa. Desde el 6 a.C., vivió en exilio virtual, en la isla de Rodas, donde se dedicó a estudiar.
Cuando regresó a Roma en el 2 d.C., Julia estaba desterrada por adulterio, y Augusto tras la muerte de sus dos nietos, Lucio y Cayo, se vio obligado a reconocer a Tiberio como único posible sucesor al título imperial y a adoptarle oficialmente en el 4 d.C. Ese mismo año partió para dirigir una expedición en el norte de Germania contra los marcomanos. También tuvo éxito al sofocar los levantamientos de Panonia y Dalmacia, y finalmente afianzó la frontera y se vengó de los germanos, que habían destruido el ejército del general romano Varo, en los bosques de Teutoburgo, en el 9 d.C. Acompañado de Julio César Germánico, su sobrino e hijo adoptivo, realizó otras dos marchas al corazón de Germania; regresó a Roma varios años más tarde para recibir los honores del triunfo, el tributo oficial más alto que se daba a un guerrero victorioso.
Augusto murió en Nola, cerca de Nápoles, en el 14 d.C. y Tiberio heredó el trono. Mejoró los servicios civiles, impuso al Ejército una disciplina estricta y dirigió las finanzas del Imperio con gran habilidad; también ejerció un mayor control sobre los gobernadores de las provincias. Sin embargo, estallaron sublevaciones y revueltas en Panonia, Germania, Galia, y otros territorios. La última época de su reinado estuvo marcada por las conspiraciones y las ejecuciones. Durante su gobierno se crucificó a Jesucristo.
En el 26 d.C. abandonó Roma, a la que llegó a tener una gran aversión, y se retiró a la región de Campaña. El año siguiente se fue a la isla de Capreae (la actual Capri), dejando Roma bajo el mando de Lucio Elio Sejano, el prefecto de la Guardia Pretoriana. Finalmente se dio cuenta de que Sejano intentaba hacerse con el poder imperial, por lo que mandó ejecutarle junto con sus partidarios en el 31. Continuó viviendo en Capri hasta el 37.
Las fuentes no están de acuerdo, la versión mas plausible es la de Gaio Suetonio, que vivió durante los principados de Trajano, Adriano y Antonino y escribió la conocida obra "Los doce Cesares", el cual dice que Tiberio murió de enfermedad en la villa de Lúculo, el 16 de marzo del año 37 d.C.
De la hecatombe de la familia Julia-Claudia sólo se salvaron dos individuos, Tiberio Gemelo (hijo de Druso) y Cayo (hijo de Germánico) a quien se daba el sobrenombre de Calígula y que finalmente, sucedería en el trono a Tiberio.